Feb 20, 2024

LEGADO ANDALUSÍ

Alambique Sierra Nevada

EL OFICIO TRADICIONAL DE LA DESTILACIÓN DE PLANTAS AROMÁTICAS DE SIERRA NEVADA

Hace unos 6 años descubrí un bello paraje en Sierra Nevada, dentro del término municipal de Monachil, el lugar donde vivo y trabajo.

A 2100 metros de altura, poco más abajo de la cumbre del Veleta y situado en la ladera Sur de la Loma de la Paja, este precioso lugar rodeado de un hermoso bosque de coníferas, se conoce como la Suerte de Fuente Alta. Una suerte, es una antigua cortijada donde los campesinos trabajaban para ganarse el sustento. Las suertes, eran una forma de vida en las zonas rurales de Granada, y recibían este nombre porque se adjudicaban por sorteo.

La abundancia de plantas aromáticas en este lugar y en la totalidad de esta maravillosa Sierra, es indescriptible. Una de las actividades que los habitantes de estas zonas de Sierra Nevada llevaban a cabo en la época estival, era la destilación de esencias aromáticas de plantas como la Salvia (Salvia Officinalis ssp. Lavandulifolia); la Alhucema (Lavándula lanata) y la Mejorana (Thymus mastichina).

Distribución de los alambiques o calderas:

Para ello, se disponían en las inmediaciones de las zonas de recolección los alambiques (calderas), que estaban a cargo de un calderero.

En el término Municipal de Monachil se colocaban alambiques en los siguientes lugares:

– Fuente del «Piejo», a las afueras del núcleo urbano de Monachil, en dirección al Purche.

– Fuente de la Salsa, en el Cerro Huenes.

– Cortijo de las Mimbres, cerca del Dornajo.

En el vecino término Municipal de Güejar-Sierra, se colocaban otras cuatro en: Las Cuevas de Robles, la Fuente de la Teja, Las Víboras y los Pradillos de Canales.

Llegada la época de recolección de cada especie, (salvia en julio y alhucema y mejorana en agosto), los vecinos del lugar “se echaban al monte” a trabajar en las calderas. La recolección tenía lugar en los alrededores de éstas: Dornajo, Peñón del Mulo, Fuente de Don Manuel, Hoya Pedraza y hasta el Purche, entre otros.

Se segaba con la hoz para no mutilar la planta.

Una persona podía recolectar entre 10 y 12 arrobas, que cargaban en haces sobre sus espaldas (una arroba son 11,5 kg). Si disponían de bestias, la cantidad podía ser de 18 a 20 arrobas, las cuales transportaban en haces o “herpiles” (sacos de red).

El calderero tenía una romana (pesa) junto a la caldera para pesar lo que traía cada recolector. El pago podía ser allí mismo o bien lo realizaba un pagador en el pueblo. La salvia se pagaba mejor que otras plantas y podía llegar a un precio de 25 pesetas la arroba.

Proceso de destilación:

Cuando ya disponía de las plantas, el calderero colocaba el material seco (salvia, lavanda o mejorana) sobre un diafragma perforado en el interior de la caldera (colador). Venían a entrar unas 40 arrobas de matas pisadas (unos 450 kilos). Este diafragma se colocaba sobre una cruceta bajo la cual se encontraba el agua. Había que añadir una cantidad calculada de agua sobre este nivel mínimo (18 cubos para esta caldera).

Al hervir, esta agua generaba una corriente de vapor que, al pasar a través del diafragma, arrastraba la esencia de las plantas, saliendo por la boca del vapor y llegando al serpentín sumergido en la fuente. Aquí, esta mezcla de vapor de agua y aceite, se condensaba al enfriarse y se recogía en un recipiente. Después, ambos líquidos se separaban decantándolos, quedando la esencia en la parte superior y el agua en la parte de abajo, y extrayéndose por una de las tubuladoras laterales.

Era de suma importancia llevar el control de los cubos de agua que iban saliendo, pues debían corresponderse con la cantidad de agua añadida sobre el nivel mínimo (18 cubos), para evitar que la esencia saliera quemada. Para ello el recipiente llevaba unas anillas que se iban desplazando a medida que se llenaban los cubos.

Todas estas calderas pertenecían a la afamada empresa Destilaciones García la Fuente, en Armilla, quien contrataba a caldereros, recolectores y pagadores y se encargaba de la comercialización de estas esencias para perfumes y otras aplicaciones.

Propiedades atribuidas a los aceites esenciales:

Las propiedades atribuidas tradicionalmente a estos aceites esenciales son las siguientes:

Salvia: Uso interno: resfriados, bronquitis, asma, dolor de garganta, digestión y afecciones hepáticas. Uso externo: cicatrizante, emoliente, grietas en la piel, varices, psoriasis, heridas; antiséptico.

Lavanda: Uso interno: Digestivo, circulación, catarros, garganta. Uso externo: antiséptico, antirreumático, cicatrizante.

Mejorana: Uso interno: Circulación, antidiarreico, úlcera de estómago, anticatarral, bronquitis, dolores de cabeza, dolores menstruales. Uso externo: antirreumático.

Agradezco el privilegio de poder seguir realizando un oficio tradicional tan bello y mágico como éste, desde el mismo lugar en el que hace más de un siglo ya se llevaba a cabo, siguiendo la ancestral técnica heredada de los maestros alquimistas andalusíes. Recuperar estas tradiciones y conservar su memoria, reflejo de nuestra historia, es un acto de reconocimiento y agradecimiento hacia tan hermoso legado de nuestros antepasados.

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