Ayer desbrocé de ortigas verdes el huerto de mi amable y generoso vecino Manolo.
En las zonas de cultivo húmedas y ricas en nitrógeno, esta planta suele crecer de manera bastante alegre y, en la agricultura ecológica, la ortiga verde se utiliza por tener propiedad fortificante para otras plantas, al ser capaz de estimular la flora microbiana de la tierra y mejorar la función clorofílica.
Así mismo es un buen activador del compost, puesto que favorece la descomposición de las materias orgánicas.
Así que ya sabéis…si hay ortigas, significa que estamos ante un suelo de calidad y abundancia de materia orgánica.
Manolo me prestó su hoz al ver las pequeñas tijeras de poda que yo llevaba y me dijo…Llévatelas todas!!
Me sugirió también que cogiese un saco grande vacío de los que tenía entre sus aperos, para ir guardando la poda, pues la bolsa que yo había traído también se quedaría pequeña. Cuando tuve todo el material listo comencé la recolección, no sin antes colocarme unos guantes adecuados, para librarme de las «picaduras urticantes» de la ortiga.



A pesar de ser unas picaduras bastante molestas y causar irritación en la piel, lo cierto es que los pelos de la ortiga contienen ácido fórmico o metanoico, y causan un efecto semejante al que nos causaría la picadura de una abeja. Este ácido tiene un efecto rubefaciente, produciendo un enrojecimiento de la piel y causando una sensación de calor, que resulta eficaz en el tratamiento de dolores musculares y osteomusculares. Esto es así debido a la respuesta de nuestro sistema inmunológico, el cual se activa para neutralizar el ácido que ha entrado en nuestro organismo.
Antiguamente, las abuelas cogían ramitas de ortiga y golpeaban suavemente con ellas directamente en las zonas musculares afectadas por dolores, como la espalda baja o zona lumbar por ejemplo.
La ortiga (Urtica dioica) es una planta originaria de Europa, aunque extendida por todo el mundo, desde Japón a los Andes, que destaca por sus múltiples propiedades medicinales, así como por sus usos culinarios en algunas recetas tradicionales.
Puedes recolectarla tú misma, siempre y cuando uses unos guantes adecuados y elijas una zona libre de contaminación.
Según un artículo de Journal Herbal of Medicine, esta planta destaca por su contenido en:
- Minerales: Hierro, calcio, magnesio, fósforo, potasio, zinc y silicio.
- Vitaminas: A, B2, B5, B9, C y K.
- Grasas: Ácido linoleico, ácido linolénico, ácido palmítico, ácido esteárico y ácido oleico.
- Aminoácidos.
- Polifenoles.
- Pigmentos.
Por todo esto, entre las principales propiedades medicinales de esta planta destacamos las siguientes:
- Depurativa y diurética
- Hemostática
- Astringente
- Calmante y analgésica
- Antiinflamatoria
- Cicatrizante
- Antianémica
Ahora os pasaré a dar unos consejillos sobre cómo efectuar el secado de las plantas recolectadas:
Una vez cortadas (es importante no arrancar las plantas de raiz, sino cortarlas, para que así no las mutilemos y vuelvan a crecer) es importante realizar una criba manual previa a la siguiente fase del secado, para descartar que se cuelen en nuestra recolección algunas hierbas que no queremos.
Una vez efectuada la criba, vamos tomando los tallos de la planta y apilándo éstos en montoncillos que no sean muy gruesos, a fin de que el secado se realice correctamente. Hay que tener precaución con ésto, porque si hacemos ramilletes muy grandes, en la parte central de los mismos podrían llegar a crearse hongos más tarde.
Ataremos cada ramillete con una cuerdecita para poder colgarlos «boca abajo», y que el proceso de secado se efectúe lo más correctamente posible…y ya sólo habrá que esperar a que pasen unos días; dependiendo de la estación del año en la que estemos, el proceso puede demorarse un poco más o menos.



Es importante que los ramilletes estén colgados en un lugar al resguardo de la humedad y de la luz directa del sol, pues en caso contrario las propiedades de la planta se verían efectadas y disminuirían.
Uno de los usos más conocidos de la ortiga verde y para el cual yo la empleo, es que permite mejorar la salud y la belleza del cabello de una manera natural.
Previene su caída excesiva, ya que promueve la circulación gracias a sus propiedades regeneradoras y estimulantes, además de oxigenar el bulbo capilar.
Tiene la capacidad de reparar el cabello más fino y débil gracias a su propiedad hidratante, dándole mucho más cuerpo, densidad, brillo y volumen, al fortalecer las fibras capilares.
Ayuda igualmente a reducir el exceso de sebo en el cuero cabelludo sin resecarlo ni dejarlo graso y sirve para acabar con la caspa, así como con picores y ezcemas.

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